Una vez que disponemos de la hoja secada, se procede al zafado o amarre del tabaco; de esta fase depende, en gran parte, la calidad del futuro Cigarro. Las hojas ensartadas en los cujes (1000 a 1500 por unidad) se bajan. Para el corojo la bajada se realiza por la mañana, cuando no hace mucho calor pues en caso contrario, al manipularlas, la hoja de tabaco puede quebrarse si está demasiado seca; finalmente, el zafador corta el hilo para liberar las hojas.
Una vez curadas, las hojas de tabaco de cada cuje se amarran en mazos llamados gavillas (30 a 50 hojas) y se llevan a las casas de fermentación o curación; las gavillas se colocan en pilones de 0,5 m de alto. La 1ª fermentación comienza con la propia humedad presente en las hojas y puede durar hasta 30 días. Este proceso reduce las resinas en las hojas de tabaco, que toman un color más uniforme, antes de pasar a las labores de escogida. Los pilones se supervisan constantemente para comprobar que mantienen la temperatura adecuada; si la temperatura del tabaco supera los 35º, se deshace el pilón y se sacuden y orean las hojas antes de apilonarlas de nuevo.
Escogida o selección
Se preseleccionan los manojos de tabaco en rama situados en unos atados llamados matules, con arreglo a un mismo corte.
Se procede al zafado del tabaco, consistente en sacudir las hojas para despegarlas.
Se moja para facilitar su manipulación.
Se seleccionan las hojas de las distintas clases de capa para luego pasar al rezagado donde las capas se clasifican según el tipo de tabaco, considerando su textura, tamaño y grado de defecto.
Se agrupan las hojas de tabaco por clases, es la fase de picadero.
Se amarran las hojas, agrupadas por clases, en gavillas o manojos de 40 ó 50 con una cinta por su cabeza, es la fase de engavillado.
Las hojas engavilladas se meten en una cesta y pasan al manojeador, que toma dos gavillas en cada una de sus manos y las ata por la cabeza, dándoles vueltas con una cinta, es el manojeo. Tras esto, endereza las hojas, las plancha y pasa otra cinta hasta llegar al tope del manojo, donde remata con un nudo.